lunes, 7 de octubre de 2013

CALAMBRE DE LOS DESCENSOS

El receso del agua

Tantas escaleras subidas, tantas bajadas, y no sabemos cuántos peldaños coronar o cuántos descender. Ahora da lo mismo caminar en la cornisa o apoyarse en tierra firme. Cuando llegué, la leche ya se había derramado sobre la alfombra y la gelatina no pudo sofocar aquello que digerimos sin intención parcial, nupcial. Cuando llegó, se habían quemado los últimos papeles, aquellos que supieron adornar el final de una novela que nunca empezó.
Tantas bodas incendiadas, tantas extinguidas, y no sabemos cuántas noches mojar o cuántas escurrir. Ahora da lo mismo rascarse las axilas o arañar la almohada con estas uñas que dirimen.
Cuando llegamos, era temprano, pero se sabe, el tiempo no espera y las sábanas tampoco. Un río de fuego ventilado corre por la cama como corre el aire por las aspas. Lo único que hicimos fue ponerle un candado a todas las cosas y a las que no son.
Tantas pausas encontradas, tantas perdidas, y no sabemos cuándo se apagan las velas o cuándo las venas. Después dará lo mismo escaparse del horno o tomar café frío. Cuando se fue, el cenicero aun contenía la presión de las colillas, y las botellas, las cenizas del corcho. Cuando me fui todo estaba como antes, salvo el fuego.
De chico, siempre había querido ser bombero.





 Zona celeste


Estilo crisálida

Un calambre marcado
al vaso
de los que pueden
nadar el fondo
y llegar al borde
del capullo
en otra marca.

Cuando reviente el músculo
nadie podrá negar
la sed de la mariposa.



El grillo sobre la grilla
partida o llegada
sana o rota
gira, yira, vira
el destino anclado
a piel sentido
de muchos grillitos
que vendrán a vendar
las momias mías.



Ciclos

Nacen las preguntas
entre signos 
como incógnitas
- húmedas -.

Crecen los hongos
para cavar
hasta las raíces
- impregnadas -.

Se reproducen los puentes
a las distancias
acaecidas
- al borde -.

Mueren las respuestas
y abajo un mar
vertido
- al desborde -.



Muda el cuero
sus culpas
hasta sentirse ajeno
al molde.
Mudo el foco
de luces:
corroe
y arruga el metal.

¿Cómo hablar de las madejas
ovilladas a nudos?

La uña,
rasca la foto;
otra vez el hueco
de lo que no se ve.



Escalera real

El sueño del pulpo
se diluye en la garganta
- seca -
de otra profundidad,
y sus manos
aprenden a sangrar sobre el paño verde
- mojado -
a la espera
de un as de corazón.



Un escalón abajo

1
Dos cuerpos
a dios negados
- pegados -
y el rezo
de una religiosa
los devuelve
al aire
como esquirlas.

Separar
es también nacer
despegar
saberse solo.

2
El reggee de la virgencita 
es pecado de otro tiempo
- otra edad -,
pero ella baila
sobre las flores del altar
a paso hinchado 
todo el domingo.
Nada en el agua bendita  
de los que descansan
esperando al nuevo Mesías.
Supone
que el dolor de parto
se posterga al vicio.



Vendimia

Tres uvas en el ripio
para que las pisen descalzos
los genitores.

No habrá vino este invierno
dice el anciano en el jardín
mientras los búhos absorben el mosto
entre las callosidades de su espalda.



Planeta éxtasis



Saturno

El sacrificio del anillo
                            que nos envuelve
disipa todo tipo de duda
acerca del destino
que lo contiene:

nuestra existencia.



Venus

Aroma afrodisíaco
pétalos sangrados
que se marchitan
por alguna pulsión perenne.



Júpiter

Escupe el cráneo
y saliva pensamientos.
Estas mañanas
no disgregan su naturaleza.



Marte

Y en su jaula
de polvo rojo
abandona su ciclo
por otro atraso cósmico.



Tierra
Otra sentencia láctea
y el tren
no habrá podido soportar
el peso de la última Vía.

En tierra estar de pie
es seguir dado vuelta.



Neptuno

Una terminal sin zócalos
y la sombra proyectada
del último boleto al Poseidón.

Espera primero
devora después.



Enclave



Clave de sol

Moneda falsa
en barro fundida
- hundida -
y una cuchara
derretida al fuego
chorrea plata.

Del vicio
sólo la línea infecta
de un pentagrama.
De la virtud
el sueño
de una noche rota
entre discos de pasta.



Clave del éxito

Este insomnio de pasto
comienza agrietando los pulmones
del control
que respira la MTV
termina apoyando la oreja
en la almohada de piedra
que imagina días
huesos de mundos
mundos sin catarro en la orilla.



Claveles

Crucificar los pies
para que huelan las avispas
los años clavados
en desiertos de espejos
arenados en las raíces
de los tallos;
rayos de otra tormenta.



Clave morse 

El signo, la casa durmiente
de balcones estrechos
evocados a rayas, - dónde poner el punto?

Descansa el frío sobre la vereda
no habrá Romeos esta noche.



Palabra clave

Parir un cuento
y desgarrarlo
hasta dormir
allí donde reposa
una palabra suelta
convertida en niña.



Edad es


La edad de plástico

antes
las piedras
el oro fundido
el metal de pecho lleno
y la costura de un pezón que no cicatriza

ahora
los trogloditas
prefieren la silicona.



La edad del niño

Las piedras congeladas
donde no hay siesta
se parte el hielo
en los tubos
negados así
a engangrenar la lluvia
por los ojos
a evacuar arterias
del cuerpo
simulando alertas
entre cáscaras
y algunas gotas.



La edad del brujo

Diáfano
el susto
se esconde,
en la galera
la otra escena.

Orinarse los zapatos
es algo más
que un simple toque.
Esta vez
no habrá conejos
ni sombreros.

El séptimo sorbo
busca
calmar el hipo
y después
…los aplausos.



La edad del bondi

Caen las bombas
atascadas
sobre los toboganes de plástico
nadie encontró la forma de formar
las formas
nadie encontró el disfraz
ahora las avispas viajan en barco
pero no escuchan el ruido
el carbón desperdigado
ensucia el drenaje
y las arrugas en la cara.

Alguien dio la orden 
o el propio movimiento
de ponerse a salvo
alguien dijo basta.

Después otra vez el verde
y un asiento para el viejo.  




La oscura geometría de otra cosa



Del ojo frugal

1
Bajo el sopor alucinógeno
de otro filamento
descansa en su oscurantismo
el plátano.

2
La pulpa
finísima pulpa
que la naranja oprime
hasta quitarle el jugo
exprimirle la voz
y el músculo del ojo
se contrae
y se dilata
en la forma
de todas las cosas
los colores y las semillas
siempre descansan
en el colador.

3
El paladar infringe
la ley de la manzana
sin llegar siquiera
a procesar su cáscara.



Lados

Hoy no respira, lo hace sólo
la que ayer se ahogaba,
la que fue. Inhala, se contiene
en la figura deformada
de la lluvia.
El cristal empañado
en el hospital, se contiene y exhala.
Se niega a reconocer el poder curativo
de los tubos de oxígeno.
Hoy, ya no se mueve, lo hace sólo
el que ayer permanecía inmutable
el que fue.
Corre, se sienta
en la alfombra desteñida
de otra plaza, se sienta y se acuesta.
Extraña la herrumbre de las cadenas
en las hamacas. Hoy no gritan,
lo hacen sólo los que ayer
silenciaron, los que fueron.
Modulan, se esconden tras
el sonido hueco del algún
diptongo inválido, se esconden y callan.
Entienden la oscuridad
del vinilo. Hoy,
ya no viven, lo hacen sólo
los que ayer murieron, los que fueron.
Respiran, se mueven en la negra geometría
de lo profundo, formando parábolas;
se mueven y gritan. Ambos saben
que el círculo necesita aire
para columpiar la música de los sin lados.



El patio lleno de tábanos
que manchan la jalea
y la revisten.
Otra tarde que no quiere salvarse
del colmillo que mordió la siesta.
Las luces descansan en la banquina
mientras un séquito de hojas
alimenta la fogata
y nadie sabe dónde
fue a parar la gente
que habitó esta casa
el cuadro de papá y mamá
sostenido apenas
por la voz aterida
anunciando eso
que va a ser cumplido
como suerte o presagio
de lo que vendrá a raspar
el rincón
de todos los pianos.




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