o el reflejo de Saturno en las baldosas,
Carmen tiene sed
o sus tetas caídas son el nácar
en la esencia de los cardos
la polaroid aniquilada
que guardó en la caja
junto a la piel de foca harta
de los departamentos
sin vista al mar
se quemó el lunar
estampado en celuloide
y bajó por un agua mineral,
como si masturbarse en Cannes
fuese a condensar la dosis
sublimada a la tiesura
en la postergación del deseo
era una noche de espejos
ella podía verse
anclada en el sexo de Tarantino,
cruzó la calle de cordón estacado
le pesaba el taco adormecido
y olvidó el vuelto
habrá que volver al cine
y despegar el chicle de la butaca
una foca incorpórea
siempre ha preferido
las casas con jardines flotantes
sucumbidos a la comisura del plancton
a la protuberancia de la ola,
anversos
del foco incandescente del faro
pero la piel sabe más de claustros
que de eslabones perdidos
en el determinismo absurdo del ecosistema,
la costura de cada borde
el brote del carbón en el borde
hasta inscribir su nombre en cursiva
¿qué será del pescadito cuando
estalle la pecera y se haga añicos
el agua desparramada sobre la alfombra,
y qué
del tibio caudal de cuerpos sepultados al
fondo
de toda profundidad balsámica?
se arrastra
indefensa
abatida
inmune
a la inmensidad
de la costa
nada, nada de esto debió haberle ocurrido
si en greenpeace alguien contestaba el
llamado
subir por las escaleras
hasta el último piso
donde el descanso amontona
las
lenguas
a la espera de un designio
pronunciado en perfecto mandarín,
las cosas en Babel
se han puesto difíciles
y el ascensorista
hoy tiene franco
Carmen tiene sueño
sus pupilas pesadas
ocultan la erosión
de un rollo velado
en el cemento del ojo
como la exenta masculinidad del flash
la niña-actriz que fue en la escuela
teme vislumbrar al tacto
sus partes pudendas
otro escenario desnudo
ni patio ni balcón,
un asesino serial
y un gato
antes de todas las palabras
que se dijeron inoportunas
al trance femenino
de quedar aislados en el baño
quienes desarmen en Carmen
la anécdota visceral de un beso pasado
tendrán olor a lavandina,
quienes la armen
asepsia en los labios
después de todo,.
creer que la materia es impenetrable
puede perjudicarla
una caja en la intemperie
presume cosas ocluidas
bajo la luz de los veladores
la geología de un momento foráneo
son las cuatro menos cuarto
y algo de este tiempo dejó de respirarse
del diván
los
minerales,
del guión ignoto de los monos
la
figura deslucida de un hombre
envuelto
en papel glasé
si hubiese podido callar
callar las horas de la noche
meada en las esquinas
tal vez sería en vano
darle un papel de reparto
al paso de la memoria
en calles de tierra
esgrimir un sonido
era besarse la espalda
con los ojos cerrados
Carmen quiere actuar
aunque esta vez no hay foto
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